Torremolinos y el Valle del Guadalhorce 

Desde el mar a la montaña y vuelta al Mediterráneo. Esta ruta circular parte de la costa de Torremolinos y atraviesa algunos de los paisajes más variados de la provincia: la subida a Benalmádena, las rampas de Mijas y los valles fértiles de Cártama y Churriana. Una jornada completa de ciclismo con sabor a tejeringos.

La ruta arranca en el Parque de la Batería, en Torremolinos, con un tramo suave junto al mar que sirve de calentamiento antes de afrontar los primeros desniveles. Tras dejar atrás la costa, el recorrido se adentra en las rampas de Benalmádena y continúa ascendiendo hasta Mijas, una subida exigente pero muy agradecida por sus vistas al Mediterráneo y a la sierra.

Desde allí, el trazado se lanza en un largo y fluido descenso hacia Cártama, donde el paisaje se transforma en un mosaico de huertas, campos de cítricos y caminos rurales que dibujan el Valle del Guadalhorce. La ruta se estabiliza con un perfil más llano hasta Churriana, lugar ideal para hacer una pausa y disfrutar de los tradicionales tejeringos.

El tramo final recupera el pulso urbano al acercarse de nuevo al litoral, concluyendo en la Playa de la Carihuela con la sensación de haber completado un recorrido completo y variado, que combina costa, montaña y valle en tan solo 74 kilómetros.

Torremolinos fue una pequeña aldea de pescadores hasta mediados del siglo XX, cuando se convirtió en uno de los destinos turísticos más importantes de la Costa del Sol. Desde sus torres vigía costeras, como la que da nombre a la localidad, se controlaba el litoral malagueño ante posibles ataques corsarios. 

El recorrido asciende después a Benalmádena y Mijas, dos pueblos de fuerte identidad andaluza y pasado morisco. Mijas, en particular, conserva un casco histórico que domina toda la costa, y durante siglos fue un enclave agrícola y ganadero de gran valor estratégico. 

Cártama, ya en el valle, fue un importante asentamiento romano y musulmán, como lo atestigua su castillo y su tradición agrícola ligada al Guadalhorce. Churriana, por su parte, ha sido durante siglos una zona de transición entre la huerta malagueña y la ciudad. Aquí vivió y murió el escritor Gerald Brenan, figura clave en la historia cultural del siglo XX en España. 

En esta ruta, el gran protagonista gastronómico son los tejeringos, los churros más tradicionales de Málaga. En el vídeo de la ruta, la parada obligada es en Churriana, donde se saborean acompañados de un buen chocolate caliente: un premio perfecto tras más de 50 kilómetros. 

Además, en cualquiera de los pueblos del recorrido es posible degustar cocina local: desde la sopa perota en Cártama hasta los pescados a la sal o los espetos en el litoral. No faltan tampoco los vinos del terreno, los panes de pueblo ni los dulces típicos como los roscos de huevo o los pestiños. 

El recorrido atraviesa ecosistemas variados: pinares en las subidas de Benalmádena y Mijas, olivares y cítricos en el valle, y vegetación costera en el tramo final. Durante la primavera, los almendros en flor decoran el valle, y en verano, los aromas de romero, lavanda y tomillo acompañan en las zonas altas. 

Las vegas del Guadalhorce aportan frescor y verdor, con naranjos, limoneros y cañaverales. En la costa, el paseo se perfuma con la brisa marina y las palmeras que bordean el litoral de Torremolinos. 

El ciclista puede cruzarse con diferentes especies a lo largo del día. En las zonas rurales del valle y las laderas de Mijas son frecuentes las aves rapaces como cernícalos o milanos, así como pequeñas aves insectívoras. En los campos de cultivo cercanos al Guadalhorce pueden verse conejos, perdices y hasta alguna abubilla. 

El entorno de Churriana, más próximo al río, es un corredor natural para aves migratorias, lo que convierte el tramo final de la ruta en un enclave ideal para la observación ornitológica.

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Desde el mar a la montaña y vuelta al Mediterráneo. Esta ruta circular parte de la costa de Torremolinos y atraviesa algunos de los paisajes más variados de la provincia: la subida a Benalmádena, las rampas de Mijas y los valles fértiles de Cártama y Churriana. Una jornada completa de ciclismo con sabor a tejeringos.

Desde el Balcón de Europa, la ruta sigue la costa antes de girar hacia el interior. Tras cruzar La Herradura, el camino se vuelve más exigente y silencioso, ascendiendo hacia el Puerto de los Castillejos entre montañas, pinares y vistas abiertas al mar.

Desde Málaga, la ruta asciende entre montañas, dejando atrás el bullicio urbano. El camino se envuelve en silencio y pinares hasta coronar el Puerto del León, antes de un descenso sereno hacia Olías.