Desde el litoral junto al Parador de Golf, la ruta se aleja del mar para ascender por el interior. Entre campos y pueblos blancos, el trazado gana altura camino a Mijas, con vistas que alternan costa y montaña antes de regresar a Torremolinos.
Esta ruta circular con salida en el Parador de Golf y llegada en Torremolinos es un recorrido variado que combina el litoral con el interior montañoso. Con 58 km y 830 metros de desnivel, atraviesa localidades como Churriana, Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande, Mijas y Benalmádena. La ruta ofrece carreteras panorámicas con vistas espectaculares y tramos de subida que pondrán a prueba las piernas. El tráfico varía a lo largo del recorrido, con secciones más tranquilas en las montañas y otras más concurridas en las proximidades de las ciudades. Un trayecto ideal para quienes buscan una mezcla de mar, montaña y cultura ciclista en la Costa del Sol.
Esta ruta pasa por varias localidades con una historia rica y variada. Torremolinos tiene raíces que se remontan a la época fenicia, pero fue con los árabes cuando se convirtió en un núcleo agrícola de importancia. Su nombre proviene de los numerosos molinos que aprovechaban el agua de la sierra. Churriana fue un enclave estratégico en el periodo musulmán y posteriormente se convirtió en una zona de grandes haciendas y fincas. Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande fueron también asentamientos importantes en época musulmana, con un gran desarrollo de la agricultura y el comercio de productos como los cítricos y el aceite de oliva. Mijas, con su origen ibero-romano, conserva aún su estructura de pueblo blanco andaluz, con calles estrechas y un trazado que recuerda su pasado morisco. Finalmente, Benalmádena, conocida en la antigüedad por sus minas de hierro, ha sido testigo de un crecimiento espectacular en los últimos siglos, convirtiéndose en un destino turístico clave de la Costa del Sol.
El recorrido atraviesa varias localidades con una gran oferta gastronómica. En Torremolinos, los espetos de sardinas son el plato estrella, asados en barcas junto al mar. Churriana es conocida por sus chacinas y embutidos tradicionales, mientras que en Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande destacan los platos de cuchara como el gazpachuelo, una sopa de pescado con mayonesa, y el ajoblanco, una crema fría a base de almendras y ajo. En Mijas, es imprescindible probar los borrachuelos, dulces fritos bañados en miel o azúcar, típicos de la repostería malagueña. Benalmádena ofrece una amplia variedad de mariscos y pescados frescos, con chiringuitos y restaurantes especializados en la cocina mediterránea.
El recorrido pasa por una gran diversidad de ecosistemas. En la zona de Torremolinos y Churriana, predominan los cultivos de aguacates y cítricos, mientras que al adentrarse en Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande, el paisaje se llena de olivares y almendros, que ofrecen una vista espectacular en época de floración. En las zonas más montañosas cercanas a Mijas y Benalmádena, la vegetación mediterránea domina el paisaje, con pinos piñoneros, encinas y alcornoques. Entre los arbustos, destacan el tomillo, el romero y la lavanda, que perfuman el aire y dan un toque característico a la ruta. A lo largo del camino también se pueden ver palmitos y adelfas, que resisten bien el clima seco y caluroso de la región.
A lo largo de la ruta se pueden observar diversas especies animales. En las zonas de campo y sierra, es habitual ver aves rapaces como el águila culebrera y el cernícalo. También hay una gran presencia de pequeñas aves como jilgueros, verderones y ruiseñores, que llenan el paisaje sonoro de la ruta. Entre los mamíferos destacan los zorros y los conejos, especialmente en las áreas menos urbanizadas. En las cercanías de Mijas y Benalmádena, es posible ver caballos en fincas y cortijos, utilizados tanto para el trabajo como para la equitación. A nivel marino, las playas de la Costa del Sol son hogar de peces como la lubina y el sargo, así como de delfines que ocasionalmente se pueden avistar desde la costa.
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Desde las calles soleadas de Marbella, la ruta se interna en la Sierra Blanca, ascendiendo entre curvas suaves y pinares mediterráneos. El paso por Ojén abre la puerta a un entorno más salvaje y montañoso, donde el ascenso a El Juanar regala silencio, sombra y vistas amplias hacia la costa.
Desde Coín, la ruta se despliega hacia el norte entre campos y sierras. Tras atravesar pueblos llenos de encanto, se alcanza El Chorro, donde los cañones y el Caminito del Rey marcan el punto álgido de una jornada larga, montañosa y espectacular.
Desde el Balcón de Europa, la ruta sigue la costa antes de girar hacia el interior. Tras cruzar La Herradura, el camino se vuelve más exigente y silencioso, ascendiendo hacia el Puerto de los Castillejos entre montañas, pinares y vistas abiertas al mar.
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